Mientras sus compañeros de grupo avanzan en sus propias relaciones, Nishikata sigue empeñado en su cruzada para lograr derrotar a Takagi, aunque los sentimientos que empieza a sentir por la chica le suponen un obstáculo cada vez mayor. De hecho, cuando por fin obtiene la tan ansiada victoria, Takagi logra que la simple tarea de pensar en un castigo se vuelva en una burla contra el propio Nishikata.