Tasuku confiesa que es gay a los demás miembros de El Consultorio. Una vez se libera del peso que acarreaba sobre sus hombros, se para a mirar a su alrededor. Entonces se da cuenta de que la misteriosa Misora, con quien se cruza a diario, es un chico de primaria que se viste de mujer. Misora sólo se traviste dentro de las cuatro paredes de El Consultorio, sin siquiera saber cuál es la razón que le lleva a hacerlo, ni tampoco tener claro con qué género se identifica. Entre tantas dudas, y sin ningún hombre al que recurrir en su familia, acude a Tasuku en busca de consejo. A pesar del complicado carácter de Misora, Tasuku se vuelca en su ayuda, queriendo convertirse en la persona que a él mismo le hubiese gustado tener a su lado. Sin embargo, como Nadie pone en palabras, a veces para decidir, hay que esperar a que llegue la hora. Porque cuando se toma una decisión, ya no hay vuelta atrás.