Tzu-yang lleva colado por Ching desde los catorce años, cuando iban al mismo instituto. Para él, ella fue siempre una diosa inalcanzable con la que le aterraba interactuar, pero a partir de hoy…¡esa diosa va a ser su asistente!
¿Qué será ese marcador de vidas como de videojuego que le apareció a Tzu-yang encima de la cabeza en el momento en que se enamoró de Ching?
¿Debería Tzu-yang perseguir su viejo anhelo o sería mejor que renunciara?
¿Ching ha vuelto para iluminar su vida o para mantenerla estancada?
¿Y qué recuerdos de juventud comparte Ching con Ai-wen, la solista del grupo de rock Mango?